De nuevo Orcal parte de la base de la Astor para desarrollar una Café Racer deportiva caracterizada por carenado en cristal ahumado sobre el faro, guardabarros delantero corto, retrovisores de diseño y un asiento cuya parte destinada al pasajero adopta una forma de colín. La instrumentación, como en el resto de las Orcal, se confía a un par de relojes analógicos dedicados al velocímetro y cuentavueltas en cuyos interiores se incluyen también el totalizador analógico de kilómetros recorridos y los testigos luminosos.