La marca francesa especializada en offroad se estrena con un nuevo modelo de enduro impulsado por un motor eléctrico de potencia no declarada (se habla de 35 CV de pico), pero con la peculiaridad de disponer de refrigeración líquida y de una caja de cambios de dos velocidades para aprovechar mejor su rendimiento. El chasis empleado era muy similar al de los modelos de 250 y 450 cc de la marca, esto es, un semiperimetral en acero al cromo-molibdeno, con una simple cuna desdoblada para acoger al motor y dotado de suspensiones de calidad.