Esta supermotard (sin equivalente de enduro) estrena una nueva mecánica creada por los austríacos de Kiska: cuatro tiempos, refrigerada por agua, con culata de cuatro válvulas, doble árbol de levas DOHC, inyección electrónica y cambio de seis velocidades. Y todo con una potencia declarada de los 15 CV máximos permitidos. En lo que respecta a su parte ciclo. luce una estética muy rectilínea (como todos los diseños de Kiska) con componentes de lujo: horquilla invertida, amortiguador de progresividad variable, llantas de aleación de 17 pulgadas, discos de freno lobuslados e instrumentación digital.